Llegó el día, es hora de andar por cuenta propia y aprender a manejar. A veces es necesario saber conducir, o bien porque se vive retirado de donde se estudia o trabaja, o porque sale más barato compartir el coche entre varios y alguien tiene que conducirlo.
Si nunca manejaste antes, para aprender debes saber algunas cosas respecto del carro. Es fundamental que cada vez que manejes el vehículo, esté en buenas condiciones, para que así puedas conducir tranquilo, sin riesgos ni problemas inminentes.
Por ello, cada vez que lo vayas a usar, tienes que revisar el vehículo, darle una vuelta y verificar que no se vea golpeado, chueco o dañado. En general, cualquier cosa que pueda indicar una falla.
Luego, abre el capot y revisa que el nivel de aceite esté entre los niveles adecuados, el nivel del líquido refrigerante y si está lleno el depósito del líquido de frenos.
Otro aspecto importante es que, si no tienes como calibrar tus llantas, al menos presiónalas por el costado con tu pulgar, si apenas se hunde el dedo apretando fuerte, la presión al menos da para andar sin mayores problemas. Y si tienes como calibrar, mide que tenga 30 libras o cerca si vas a andar por asfalto.
Siéntate en el asiento del chofer y evalúa si la posición para la conducción es la adecuada para ti. Tienes que ver si puedes ver bien hacia delante, si los pedales del acelerador, embrague y freno te quedan al alcance y que puedas ver sin problema por el retrovisor central y por los laterales.
Cuida que el asiento no quede tan atrás, porque si quedas con la pierna demasiado estirada para conducir, podrías tener algún calambre o lesión en la zona lumbar. Tus piernas deben llegar relajadamente a los pedales, sin necesidad que te estires.
Presiona el embrague y verifica que las marchas entran correcta y suavemente, además de presionar el pedal del freno, el que nunca debe irse hasta el fondo. Si eso ocurre, es porque los frenos necesitan mantenimiento.
Para poder conducir bien, sin riesgos ni nada que se le parezca, hay ciertas cosas que debes aprender, practicar o desarrollar:
Es muy importante que hagas buen uso de tu vista periférica, sin necesidad de mirar hacia los costados. Cuando estés conduciendo mira hacia delante de forma amplia, considerando todo lo que tus ojos pueden ver y no te centres únicamente en la pista.
Desarrollando una vista periférica, puedes anticiparte si viene un peatón, un coche, una moto o un ciclista en el próximo cruce, también podrás ver si alguien está por abrir una puerta en la ruta, o los baches del camino.
Tu vista debe ser impecable. De día quizás es más fácil ver, pero tu vista debe estar fresca y ser capaz de detectar cualquier obstáculo o circunstancia.
Una buena vista te hará mirar más fácil hacia el frente de forma periférica y por los retrovisores, teniendo un panorama completo de lo que ocurre alrededor del carro.
De noche la vista es aún más importante. Debes ser capaz de ver bien de noche, que la escasez de luminosidad no te haga perder las líneas del camino, los baches y los demás coches. A su vez, debes tener la capacidad de no encandilarte de sobremanera cuando te cruzas con un coche en sentido contrario.
Por ello, en las pruebas de manejo para obtener la licencia de conducir, te hacen varias pruebas de vista y, en algunos casos, el médico a cargo determina que necesitas anteojos para conducir.
Quizás una de las cosas más difíciles para los novatos, sobre todo si van a probar manejando un coche con caja de cambios mecánica. Si tienes la posibilidad de aprender en un coche automático a manejar el volante, frenar y acelerar, podría ser recomendable para que vayas coordinando tus movimientos.
Recuerda que tu pie derecho es para el acelerador y el freno, mientras que el izquierdo para el embrague. Cuando el coche es automático, tu pie izquierdo descansa apoyado al costado durante todo el tiempo que conduzcas.
Cuando ya domines, doblar, acelerar, frenar y usar tus luces intermitentes, sería bueno aprender a manejar un coche con marchas. Ahí la gran diferencia con el coche automático es el paso de marchas y la forma de frenar.
El primer ejercicio que pone a prueba tu coordinación es salir en primera. Pisa el embrague, pon primera y comienza a acelerar, mientras vas soltando el embrague. Escucha el motor, no debes acelerar mucho ni fuerte, es una acelerada suficiente, si tienes tacómetro hasta 2,000 rpm es más que suficiente.
Cuando logres salir sin tiritones, comienza a avanzar y cuando escuches el motor gritando, llegó hora de poner segunda. Ahí sueltas el acelerador, pisas el embrague, pones segunda y sueltas el embrague para volver a pisar el acelerador. Todo esto es rápido, en menos de un segundo la marcha ya debe estar pasada.
Para frenar debes pisar el freno y cuando estés casi llegando a la detención pisa el embrague, si no se apagará el coche. No pises el embrague cuando estás empezando a frenar, porque si lo haces el auto queda sin tracción a gran velocidad y podrías perder el control.
Queda sin tracción, porque presionar el embrague es como dejar el coche en punto muerto. Las frenadas eficientes usan la tracción del coche para controlar la maniobra. Cuando vas aproximándote a un semáforo, podrías ir bajando de a marchas de a poco, ayudando al coche a frenar, mientras bajas de cambio.
Cuando hayas practicado conducir en un lugar con poco o nada de personas, llegó la hora de aprender las leyes del tránsito, si es que ya no las sabes desde antes.
La verdad, más que aprender, es necesario tener sentido común, pues cualquier cosa incorrecta, indebida o imprudente es susceptible de ser una multa, un choque o un problema.
Algunas normas esenciales son las siguientes:
Práctica, práctica y más práctica. Tal como montar una bicicleta, para manejar bien, tranquilo, sin ansiedades ni torpezas, hay que manejar mucho, para que a la hora de conducir por ciudad tu manejo fluya.
Cuando sientes miedo o ansiedad incontrolable al manejar, podría ser un caso de amaxofobia, que es una condición sicológica que se manifiesta literalmente como el miedo al volante. Su tratamiento es con terapia con psicólogo y algunos ejercicios ligados a la confianza y a la seguridad de lo que haces.
Si sientes que aún te falta orientación, busca el Manual del Conductor para la República Mexicana escrito por Luis Alberto Castillo. Ahí verás muchos tips y consejos para que aprendas a conducir desde cero.